lunes, 23 de noviembre de 2009

Marie Anne



Una noche saturada de demencia.
El suave resplandor de aquel cuerpo celeste
Se posaba, su aspecto lúgubre,
Terso, lúgubre valle de angustias.

Mi interior repleto de vacío,
Vacío como el alma de estas marionetas
Vagantes en este mundo partido,
Opacando aun más lo que vieras.

Tú, tétrica figura emponzoñada
Escucha mis suplicas delirantes,
Amame desde el abismo que te encuentres
Hasta que mi dulce agonía me matara.

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